El Bosquecillo, invitaba a entrar en su penumbra. La siesta estaba demasiado calurosa para permanecer al sol. El sendero me lleva casi deslizándome hasta el centro de la arboleda donde un claro, indica la presencia habitual de gente. Veo a mi alrededor y algo oculto entre las zarzas, esta el caldero. Grande y tiznado, usado habitualmente sin dudas, aún tibio el negro hierro fundido. Las cenizas, todavia queman. Miro el contenido. Como un espejo mágico, varias personas me sonríen desde lugares distantes. Provoco una onda arrojando una piedrita al liquido viscoso, (sopa seguro no es) y veo un festejo. Un cumpleaños. Escribo en un rollito de papel mi mensaje, y lo arrojo al agua turbia de conjuros. "Feliz Cumpleaños". Aunque tarde, espero lo recoja la destinataria. Otro rollito, otro mensaje. "Encontré el camino... ahora, espero no perderme de nuevo.... Para Umma..." Maravillosa Umma. Maravillosa Umma.
Vuelvo silbando hacia el sol, como una mancha lejana y deslumbrante. En el bolsillo, manchando el forro del chaleco, varias moras de la Zarza.
4 comments:
Gracias Alberto!!
es bello re-encontrarte!!
besossssss!!!
Las cosas se nivelan... bienvenido
Nunca es tarde para reencontrarse con los amigos
Y nunca está de más decir...Bienvenido de nuevo
Si me decís así: "Maravillosa Umma", corro a esconderme al desván, entre los sombreros con aroma a alcanfor.
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